Es probable que muchas(os) estemos de acuerdo en que si deseamos recuperar el planeta de la contaminación ambiental, la destrucción y gasto irracional de recursos, ambición y egoísmo excesivo, etc., primero debemos ocuparnos de nosotros mismos, posteriormente le sigue la familia, el núcleo más íntimo: la madre, los hijos, el padre, los abuelos, ampliandose hasta tías y tíos, primos, amigos, etc.
Nada es por azar, todo esta relacionado, cada causa tiene su efecto. Creo que debemos comprender el ideal del otro y cooperar haciendo lo mejor posible sin interferir en sus decisiones.
Bajo el punto de vista de algunos sicólogos, sociólogos, antropólogos y padres, el rol que juegan los padres como modelo de comportamiento es fundamental si queremos que ellos se comporten de tal o cual manera, debemos mostrar opciones.
Algunos nos han invitado a ser como niños: transparentes, capaces de expresar sus emociones sin temor, ellos se arriesgan, entregan todo el afecto del cual disponen, lloran, ríen, nos perdonan y se arriesgan una y otra vez. Todo aquello que les decimos es recibido como verdad, las bromas o mentiras que hacemos son los primeros ejemplos de aquello que después no deseamos.
Necesitamos que confíen en nosotros, necesitamos confiar en quienes nos rodean, pero a la vez no debemos defraudar, somos patrones de comportamiento. Debemos avanzar, deshacer nudos y continuar hacia aquello que deseamos: ser libres, felices, independientes, con excedentes de recursos…
Es curioso observar el comportamiento de nuestras mascotas, ellas suelen desarrollar rasgos de comportamiento similares a los de sus propietarios. Al igual que nosotros esperan recibir confianza, cariño, amor, comprensión, cuidado y respeto. Observémoslas.
Estamos aquí y ahora por razones más trascendentales que trabajar y generar riqueza, estamos aquí para cooperar en nuestro desarrollo evolutivo, como especie y como habitantes de una gran estructura viviente llamada por nosotros Planeta Tierra. Si queremos recuperar aquello que fue y evolucionar en conciencia debemos comenzar aquí y ahora, desde adentro.
Bendiciones,
Fabiola Salazar L.
jueves, 3 de septiembre de 2009
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